Hace dos años atrás, sí, ¡tan sólo dos años!, se realizó el emplazamiento del grupo escultórico de Juana Azurduy en la plaza de la Casa Rosada. Allí, donde estaba el monumento a Cristóbal Colón símbolo de la colonialidad del poder, se toma la decisión política de emplazar el monumento de una ¡mujer!, regalo del hermano pueblo boliviano. Hoy, producto de políticas culturales vinculadas al vaciamiento de la memoria histórico-cultural de nuestra América, Juana Azurduy sufre su desplazamiento.
Por Elisabet Cury
Monumentos, disputas y tensiones
El desplazamiento del monumento a Juana Azurduy

En su momento, tanto el emplazamiento del monumento a Juana Azurduy como el desplazamiento del monumento a Cristóbal Colón suscitaron una fuerte y prolongada controversia, escuchábamos y leíamos en los medios hegemónicos de comunicación tomar parte en una lucha encarnizada en contra de ¡semejante decisión!, llegaron a decir que el reemplazo se inscribía en la vieja costumbre de los regímenes populistas: la de disputar el pasado para ganar batallas del presente. Un sinfín de absurdos, descontextualizaciones y tergiversaciones históricas a las que estamos acostumbrados a escuchar día a día en estos medios de comunicación.
En ese maremágnum de comentarios, junto a medidas judiciales, amparos, etc., Juana Azurduy, la heroína de la Independencia, en nombre de todas las grandes mujeres que acompañaron en las luchas por la liberación de Latinoamérica, se hizo visible e imponente en la plaza de la Casa Rosada, sobre un pedestal cuyas piedras recuerdan a las de la Puerta del Sol y la Puerta de la Luna de Tiwanacu. Esa mujer con toda su fortaleza y coraje, protege y guía al pueblo que la acompaña, y es un símbolo al reconocimiento de la gran historia forjada por los verdaderos protagonistas de una historia silenciada. Para los que creemos y reivindicamos la gran historia, la historia gestada por esos pueblos de nuestra América profunda, festejamos la decisión política del emplazamiento de Juana Azurduy. Celebramos en esa maravillosa fiesta colmada de notas musicales, colores, y sabores un encuentro genuino con nuestros hermanos bolivianos y el deseo de imaginar un camino juntos a partir de la diversidad y la riqueza cultural. No era para nada una pretensión ficticia, porque los gestos, las decisiones y las acciones políticas que se estaban llevando a cabo en gran parte de Latinoamérica, daban cuenta que los tiempos estaban cambiando y los vientos que soplaban nos unían hacia un mismo objetivo vinculado a potenciar nuestra unidad e identidad latinoamericana. Una verdadera decolonización de nuestros pueblos que partía de sus representantes políticos.
¿Por qué se desplaza al grupo escultórico de Juana Azurduy del centro del poder político?
Nosotros, transeúntes de la ciudad de Buenos Aires, estamos acostumbrados a encontrarnos cotidianamente en el espacio público con muchas esculturas y monumentos conmemorativos. Esta característica urbana estaba ligada a la pretensión desmedida de la elite porteña, de los ‘80 del siglo XIX, en erigir una “ciudad burguesa” como las del mundo civilizado y moderno. Este deseo se materializa a partir de un trasplante urbanístico europeo haussmanniano1 que se concentra en el eje del poder Plaza de Mayo–Avenida de Mayo, asociado al culto de lo que se llamó “fiebre monumentalista”. Como consecuencia de esta ambición de instaurar el modelo cultural europeo, el Estado asume la tarea de convertir a la nación en un pueblo “altamente civilizado” y transformar a la ciudad en un gran espacio educativo. Las esculturas y los monumentos conmemorativos forman parte de este proyecto pedagógico y van a representar sesgadamente “el Panteón de los Héroes”, que los ciudadanos deben honrar y mantener en sus memorias por siempre. ¿Por qué digo sesgadamente? Porque estamos haciendo referencia a un proyecto monumentalista –entre otros– que va a ser ideológicamente funcional a un relato vinculado a ideas legitimadoras de los paradigmas extranjeros por sobre nuestras propias particularidades como pueblo. Y así se configura nuestra historia oficial –sarmientina y mitrista– y nuestro imaginario colectivo, negando la alteridad y la historia de nuestra América.
Por lo tanto, los monumentos forman parte de la propaganda de una identidad cultural, y sus elementos alegóricos tienen la función de evocar y reconstruir imágenes de un pasado, de héroes y acontecimientos, serviles a un proyecto europeizante y “civilizado”, con el fin de fijar ejemplaridad y permanencia, en nuestra conciencia, de esos magnos hombres de mármol y bronce que se materializan a partir de una selección recortada. Es decir, se escogen los dispositivos visuales “convenientes” como herramientas educativas, y se los instrumenta desde el gobierno implementando estratégicamente, en el espacio público, esta pedagogía de las estatuas, reforzada por la educación normalista y la creación de los museos.
Nada inocente.
Como también, considero que no es nada inocente el desplazamiento del monumento a Juana Azurduy, acompañado del silencio de los medios hegemónicos de comunicación, y de la rapidez inusitada en la que fue desplazada. Lo cierto, es que con la excusa del gobierno actual de construir un paseo y tener más “espacios verdes”, se encubre una intencionalidad política, porque Juana ya no habita más junto a la Casa Rosada, ya no mira hacia nuestra América profunda señalando el camino de encuentro con nuestros hermanos latinoamericanos y ya no interpela con su mirada al gobernante, como guardiana de la justicia y los derechos humanos de los más postergados. La fuerte y potente estructura de todo ese pueblo que la acompaña se ha desplazado y todo el valor simbólico que poseía en un espacio de poder, se ha diluido.
Nada inocente.
Juana Azurduy sintetiza la historia de la independencia en la lucha incansable de un pueblo integrado por indígenas y mestizos que supo enfrentar al poder colonial esclavista y explotador. Juana apodada la “Pachamama”, es lucha, es pueblo, es gaucho, es coya, es tarabuqueño, es el “otro”, en síntesis, representa lo “inferior” y la “barbarie” de nuestro continente americano. Juana ¡es mujer! y hace manifiesto el rol de las mujeres en las luchas por la independencia, que siempre fueron negadas por la historia oficial, mitrista, patriarcal y machista. Precisamente, Juana después de combatir durante años a los realistas, no es invitada a formar parte de la Asamblea Constituyente y va a ser completamente ignorada. Y, por supuesto, que además de luchar contra sus enemigos, de tener que sufrir la pérdida de cuatro de sus hijos, luchó también por su condición de mujer americana de habla española y quechua, hecho que juega un papel central en la discriminación que sufre durante el proceso independentista, en un sistema constituido por hombres y para hombres.
Juana Azurduy queda por fuera de las estructuras institucionales de la creación de los nuevos estados y muere olvidada en la extrema pobreza.
Si los monumentos son un medio visible de identificación de modelos y valores de nuestra historia, no nos debe extrañar que un gobierno ideológicamente alineado al paradigma neoliberal, utilice su poder para re-territorializar los espacios urbanos vaciándolos de todo contenido, fundamentalmente el de la memoria histórico-cultural de nuestros pueblos latinoamericanos. Qué analogía, muy triste por cierto, padece hoy el desplazamiento del monumento a Juana Azurduy, con respecto a las políticas liberales implementadas hacia fines del siglo XIX, que fueron la persecución, invisibilización y estigmatización de las culturas populares mestizas e indígenas.
Pero creo, que a pesar del ensañamiento explícito llevado a cabo por las políticas culturales actuales, el grupo escultórico de Juana Azurduy nos seguirá interpelando a todas y a todos. Juana está presente, “está ahí”, como se está en América. Ella es la aparición de esa mudez colectiva postergada y desde esa subjetivación y manifestación popular reivindica no sólo el rol de la mujer, sino que activa los deseos de una nueva forma de pensarnos como comunidad, ofreciéndonos la posibilidad de decolonizar el modelo cultural alienante, devastador y sombrío del presente.


PU LOF CUSHAMEN - VUELTA DEL RIO
por Alejandra Bartoliche



Rastrillaje, el gran Simulacro. Ni la Familia ni su abogada fueron notificados. Ni un solo nombre de los 137 efectivos que participaron el 1 de agosto en la represión de la Pu Lof, Cushamen donde desapareció Santiago Maldonado por pedir la libertad del Lonko Facundo Huala.



Alejandra Bartoliche
(1963) Fotógrafa y Reportera Gráfica freelance, ha colaborado en importantes medios. Desde hace diez años trabaja en la Agencia Nacional de Noticias Télam. Actualmente reside en Bariloche.
Yo monstruo mío
Por Susy Shock
Yo, pobre mortal,
equidistante de todo
yo D.N.I: 20.598.061
yo primer hijo de la madre que después fui
yo vieja alumna
de esta escuela de los suplicios.
Amazona de mi deseo
Yo, perra en celo de mi sueño rojo.
Yo, reinvindico mi derecho a ser un monstruo
ni varón ni mujer
ni XXI ni H2o.
Yo monstruo de mi deseo
carne de cada una de mis pinceladas
lienzo azul de mi cuerpo
pintora de mi andar
no quiero más títulos que cargar
no quiero más cargos ni casilleros a donde encajar
ni el nombre justo que me reserve ninguna Ciencia.
Yo mariposa ajena a la modernidad
a la posmodernidad
a la normalidad
Oblicua
Vizca
Silvestre
Artesanal.
Poeta de la barbarie
con el humus de mi cantar
con el arco iris de mi cantar
con mi aleteo.
Reinvindico: mi derecho a ser un monstruo
que otros sean lo Normal
El Vaticano normal
El Credo en dios y la virgísima Normal
y los pastores y los rebaños de lo Normal
el Honorable Congreso de las leyes de lo Normal
el viejo Larrouse de lo Normal.
Yo solo llevo la prendas de mis cerillas
el rostro de mi mirar
el tacto de lo escuchado y el gesto avispa del besar
y tendré una teta obscena de la luna mas perra en mi cintura
y el pene erecto de las guarritas alondras
y 7 lunares
77 lunares
qué digo: 777 lunares de mi endiablada señal de Crear
mi bella monstruosidad
mi ejercicio de inventora
de ramera de las torcazas
mi ser yo entre tanto parecido
entre tanto domesticado
entre tanto metido “de los pelos” en algo
otro nuevo título que cargar
baño: de ¿Damas? o ¿Caballeros?
o nuevos rincones para inventar
Yo: trans…pirada
mojada nauseabunda germen de la aurora encantada
la que no pide más permiso
y está rabiosa de luces mayas
luces épicas
luces parias
Menstruales Marlenes bizarras
sin Biblias
sin tablas
sin geografías
sin nada
solo mi derecho vital a ser un monstruo
o como me llame
o como me salga
como me pueda el deseo y la fuckin ganas
mi derecho a explorarme
a reinventarme
hacer de mi mutar mi noble ejercicio
veranearme otoñarme invernarme:
las hormonas
las ideas
las cachas
y todo el alma!!!!!!… amén.
